Algunas personas se quedan en el camino-
y la verdad, nos cuesta parar e ir a recogerlas en esta ardua e
inconsistentemente larga odisea que es la vida. Ya sea por falta de tiempo,
paciencia o simplemente una ausencia de afinidad, permitimos que ciertas personas
desaparezcan gradualmente o se desvanezcan hasta que su presencia no sea más
que una huella traslúcida en una foto- como Marty Mc Fly. Todos vimos Volver al Futuro, y todos estamos familiarizados
con la cantidad de malabares que hace Marty Mc Fly para impedir que su propia
imagen desaparezca de una foto. Cuando ciertas personas en nuestra vida
desaparecen, podemos decir que padecen del síndrome de Marty Mc Fly.
Igualmente, desvanecerse en el tiempo no es el único síntoma de este síndrome.
También tiene que existir una reluctancia de nuestra parte a querer traer a
esta persona de nuevo a nuestras sinsentido existencias. Si nos encontramos
pensando en esa persona desaparecida y a continuación hilamos estas
cavilaciones, estamos ante un claro Marty Mc Fly
- ¿Para què, si al final siempre fue una pesada?
- ¡Me da mucha fiaca marcar ese número!
- Tenia mal aliento
- Espero que si aparece, no tenga puestos esos zapatos.
- No me banco cómo pestañea
En estos casos, claramente, nosotros no estamos en condiciones de querer
viajar al pasado para resolver la presencia fortuita de tal o cual en nuestras
vidas. Por lo tanto, sólo dejamos que esta persona desaparezca.
Otra vertiente teórica que estudia el tema de la desaparición de gente por
negligencia propia es la escuela fundadora del teorema de la Pastilla del Baño. A saber: la pastilla del baño
es un elemento que pende de un gancho plástico desde el borde del inodoro hacia
adentro. Según se efectúan las descargas, la pastilla va perdiendo grosor y,
muy disimuladamente, casi de repente para el ojo humano, sólo el gancho
plástico pende inerte. La pastilla desapareció. No hacemos nada. El gancho solo
no molesta.- ¿Para qué sacarlo? ¿Quién sabe?, la pastilla podría volver. No
tenemos nada de ganas de cambiar la pastilla, aunque el baño olía mejor cuando
reinaba en el inodoro. Sin embargo, todos podemos vivir sin la pastilla del
baño y llevar una vida plena. Entonces, ¿para qué me voy a molestar en
cambiarla? No hace falta aclarar cuál es la alegoría que presenta este teorema.
Piénselo bien. Hay gente que sobra en su vida. Yo digo: FLUSH!
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