martes, 24 de abril de 2012

Doctora...?

Esto prueba lo mala que es la producción de algunas estaciones radiales. Y es una anécdota verdadera.
Sábado. Ocho de la mañana. Yago, fallecida hace pocas horas, después de una noche ajetreada. Los vestigios de la noche del viernes, desmayados, a mi lado. El enano que te martila la cabeza cuando tenés resaca todavía no se había despertado.
Suena el teléfono.
El de línea.
Tengo el sueño muy liviano.
O me quieren vender algo.
O es equivocado.
Hasta mi madre sabe que no me tiene que llamar a esas horas.
Por razones que aún no logro precisar, como mucho de lo que queda indeterminado en esta historia, atiendo.
- ...
- ¡Buenos días! Hablo de la Radio .... Hablo con la Doctora Karina Cicero?
(Mi razonamiento: A ver, ¿Qué diferencia hay entre Licenciada y Doctora? ¿100 Páginas? )
- Sí- respondí, halagada, con tono ascedente, que supralinguísticamente urge al interlocutor que informe el origen de semejante pregunta.
- Es para hacerle una entrevista. ¿A qué hora podríamos hacerla?
-  Ehh.. (¿A mí? ¿Una entrevista de qué? ¿Qué radioescuchas pueden querer radioescucharme?)
- El programa termina a las 10 de la mañana, así que tendría que ser antes de esa hora.
No sabía qué contestar. Todo el tiempo pensaba que era una broma de mi primo mayor. Entonces, dije lo que me salio.
- No, hoy no llego.
Y con eso, me deshice de la llamada y su posterior compromiso, eternamente erróneo. Evidentemente, colgando el teléfono borré de mi mente todo recuerdo de esta llamada.
Seguí durmiendo. Me desperté. Los vestigios se despidieron amablemente. Pasó el sábado. Llegó el domingo. Fui a visitar a mi papá.
Como dato curioso me comenta:
- ¿Viste que hay una jueza que tiene tu nombre?
Ahí vi todo- como Donald.
Me encantaría poder recordar el nombre de la radio que goza de tan despierto y agudo equipo de producción.

2 comentarios:

  1. La jueza Cicero debe haber quedado como una trasnochadora (de la corte) suprema. Qué mundo, che! Los Medios que no le dan descanso a uno...

    Muy bueno el blog! Saludosss

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  2. Gracias Emilio, qué placer ver tus palabras!

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