martes, 15 de mayo de 2012

Una Prestada


Hoy vamos a tomar un tema prestado que leí  hace un tiempo en una publicación inglesa.
Se trataba sobre “Guilty Dislikes”. Así como existen los “Guilty pleasures”, denominados placeres culposos,  éstos son aquellas cosas que nos gustan a pesar de que cada célula de tu cuerpo te dice que no te tiene que gustar; cosas que a veces dan vergüenza ajena ver o escuchar.  A saber, mis Guilty Pleasures incluyen: Novelas mexicanas de la más baja calidad posible, donde  la gente muere y resucita, el galán tiene nombre compuesto como Luis Fernando, Carlos Manuel,  etc. Si la protagonista es pobre, bruta y no sabe usar los cubiertos, mejor. Si en el medio de la telenovela se “refina” y busca venganza, mejor aún.
 
 
Otros de mis Guilty Pleasures, en este caso musicales,  son ciertas canciones pop del más básico, simple y prefabricado, como una balada cursi de los Backstreet Boys, Quit Playing Games with my Heart o un disco olvidable de Sugar Ray,  14:59. En el ámbito cinematográfico, podría mencionar comedias del estilo Fin de Semana de Locura (Weekend at Bernie´s) y Hawkson Hawk, con la presencia estelar de Bruce Willis como un ladrón tratando de reintentarse en la sociedad, mientras se ve obligado a robar piezas de Leonardo Da Vinci escondidas en el Vaticano.
 
Ahora que establecimos lo que es un Guilty Pleasure, pasemos a los “Guilty Dislikes”.  Éstos son la otredad del Guilty Pleasure,  su opuesto complementario y constituyen esas cosas que aunque todo el mundo, amigos, familia, crítica especializada y hasta tu propia conciencia te grita NO PUEDE NO GUSTARTE ESTO!!! a vos sencillamente no te gusta.
Por supuesto que los Guilty Dislikes  de ahora en adelante (GD) son polémicos, por decir lo menos y no pretendo con esto ofender a nadie, aclaro, son sencillamente  opiniones subjetivas de quien escribe. Uno de mis más grandes GD es Radiohead.  Lo entiendo, son buenos, entiendo tienen uno de los mejores discos  (Ok Computer)  y todo lo demás, pero no conecto con ellos desde ningún lugar.
 
Otro es Pink Floyd, por las mismas razones que Radiohead, entiendo y comprendo el caudal de virtuosismo y  su  impacto en millones de personas, pero en mí nada se produce.
 En tanto al cine, debo decir Annie Hall.  Sé que Diane Keaton creo un género aparte con su interpretación, que marco una época con  su manera de vestir, etc, etc, que es Woody Allen en su máxima expresión, pero a mi me resultó tediosa y finalmente preferí entregarme a los brazos de Morfeo antes de terminar de presenciar las aventuras de la new yorker por excelencia.
Ambas concepciones son irracionales y se basan puramente en el reflejo personal de la individualidad de cada persona, por supuesto, o como diría mi mamá: “Gustos son gustos, decía mi abuela y se comía los mocos”.  

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